martes, 29 de noviembre de 2011

Y me falta valor para darme por vencido

Txetxu Altube, César Pop y Quique González

Quique González, omnipresente en este blog, ha alcanzado con los años una reputación privilegiada en el panorama del rock español a base de trabajo, de carretera, de tugurios inmundos y, sobre todo, de canciones únicas. Siempre en la delgada línea entre el underground y el mainstream, cuenta con una selección de fans incondicionales que le garantizan su persistencia en la música durante muchos años. Lo que antes era la tutela y el patrocinio por parte de algunos de los más grandes músicos españoles como Enrique Urquijo se ha convertido en innumerables parabienes recíprocos y recurrentes colaboraciones con los primeros espadas de la escena del rock en español: Calamaro, Ariel Rot, Bunbury, M Clan, Pereza, Pancho Varona, Fitipaldis... en definitiva, nadie duda ya que Quique González es un grande. Y como grande ha sido capaz de crear escuela. Él, que bebió de las fuentes del rock americano y de los cánones de Sabina y Serrat en la composición de sus canciones, ha conseguido desarrollar un estilo de creación y ejecución musical propio. Llevando relativamente poco en los escenarios (13 años), es ya la referencia de muchos de los nuevos grupos que intentan entrar en los iPods relucientes de las nuevas generaciones. En esta entrada quería acercarme a dos bandas y un solista que son magníficos continuadores de este estilo descubierto al mundo por Quique González, pero que aportan su propia perspectiva y un sonido característico cada uno. Todavía lidian con la autopromoción de sus discos, pero con sus canciones por bandera llaman con fuerza a las puertas de la industria discográfica, ese temible monstruo tan injusto como poderoso, capaz de despreciar a los músicos con más talento. Estos artistas mientras tanto siguen a lo suyo, ganándose a los seguidores de su música en las distancias cortas, en los bares y en el boca a oreja. Con talento, paciencia y -hay que decirlo- también con suerte, todo llega.

LOS MADISON. Madrileños, quinteto de rockeros voraces, sus canciones tienen reminiscencias de Springsteen y de John Mellencamp. Su líder, Txetxu Altube (o Txetxu-Madison, como le llama Santi Alcanda), es un carismático compositor que vuelca en sus letras una energía brutal a la vez que una elegante sensibilidad. Txetxu, por analogía, se está ganando con sus letras y su voz ser el heredero natural de Quique González. Los Madison tienen dos discos publicados, Días de Vértigo y Vendaval y un tercero a punto de ver la luz (el primero de ellos lleva varias semanas atascado y sin posibilidad de cambiarlo en mi reproductor mp3, y aseguro que me alegro de que haya sido este el disco elegido para sonar eternamente en mis viajes en Metro). Son rockeros clásicos, vintage, con canciones que recuerdan en muchos casos a la atmósfera electroacústica del Salitre48 de Quique, lo cual solo puede ser bueno. Dejo aquí el vídeo de la espectacular Si pierdo la cuenta, de Vendaval.

STEREOTIPOS. Con la misma energía que los Madison y un sonido más contundente y guitarrero, quizás pecan de una excesiva sencillez en algunas de sus letras, aunque su repertorio está lleno de temazos indiscutibles, tanto en su primer disco Stereotipos como en el segundo, 200 Buitres. Musicalmente me parecen una de las mejores bandas del momento, ya que mezclan a la perfección la intensidad de una banda de rock guitarrero con riffs y estribillos muy melódicos, con aires a Tom Petty. Por hacer alguna comparación cercana, su estilo se acercaría al de Aproximaciones de Pereza o a La Noche Americana de Quique González, pero ya se sabe que las comparaciones son odiosas. Una de mis favoritas de Stereotipos, Perdida en la universidad, fue precisamente escrita por Quique para su primer disco. Lo que más me gusta de ellos es el buen rollo que transmiten sus canciones. Que sigan así.
CÉSAR POP. Asturiano, conocido por ser el teclista de Pereza y coautor de varias de las canciones de Daiquiri Blues, César Pop publicó su primer disco (Te llames como te llames) hace apenas unas semanas, aunque varias maquetas de sus canciones ya estaban en la red. Probablemente, por lo reflejado en su disco, es el más puro continuador del estilo de Quique, cuya voz encajaría perfectamente en todas las canciones. Canciones intimistas, algunas más acústicas y sosegadas con predominio del piano que magistralmente interpreta César, algunas más enérgicas con predominio de las guitarras eléctricas. Cuenta con colaboraciones fantásticas como las de Pancho Varona y Txetxu-Madison. Un disco genial, brillante, completo, ojalá solo el primero de muchos, ya que a César Pop le sobra talento para pertenecer selecto club de los grandes músicos españoles. Sus letras, tan líricas, cargadas de símbolos y de imágenes, de frases de esas que se quedan en la memoria, se complementan perfectamente con unas composiciones que reflejan su buen gusto y su genio musical. Suyos son los versos del título y del final de esta entrada, creo que reflejan bien la lucha de estos artistas que pelean cada día por que su música llegue cada día a más gente, con sus canciones como carta de presentación, es de justicia que su mérito sea reconocido. Suerte en el camino.
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Con medio cuerpo dentro de la nube
y las piernas flotando en el vacío.
Ya nunca pasa nada, esto ya no sube
y me falta valor para darme por vencido

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